La investigación científica ha demostrado que la autoconciencia, la confianza en uno mismo, la empatía y la gestión más adecuada de las emociones e impulsos perturbadores no sólo mejoran la conducta del niño, sino que también inciden muy positivamente en su rendimiento académico.
En esta aventura nos acompañará una gran aliada: la música. La música desde tiempos antiguos ha venido mostrando su gran capacidad para incidir en la vida de una persona, afectando de una manera agradable o desagradable en sus emociones, interviniendo en la mente, cuerpo y espíritu.
La primera emoción trabajada fue la serenidad. Todos los niños y niñas, dejándose llevar por una pieza musical de fondo, pintaron aquello que sentían en ese momento. Todos coincidían en la paz que habían sentido escuchando aquella bonita melodía. A continuación, por parejas hicieron un ejercicio de relajación y confianza.
Cuando la sesión terminó, en el aula solo se respiraba paz
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